Los despertadores sonaron a las 3’15 de la madrugada, poco dormimos, pero
cuando se va de viaje, aunque con sueño, te levantas con alegría. Puntualmente
a las 4 llegó nuestro Taxi Horta Sud (los de nuestra zona), que nos
llevó hasta el Aeropuerto en un momento (21 €).
Nos juntamos los seis viajeros y facturamos en Lufthansa en un
momento, pasamos el control también en
un momento. Y luego fuimos a desayunar algo y hacer tiempo hasta la hora de
salida del vuelo, que salió puntual a su hora las 6’25. Vuelo tranquilo viendo
el amanecer sobre las nubes, y llegada a Frankfurt unos 10 minutos antes de su hora,
que eran las 8’50.
Una vez en el aeropuerto, fuimos a dejar las dos maletas de mano que
llevábamos, la consigna se encuentra justo casi antes de salir a la calle.
Y luego fuimos a comprar los billetes para ir al centro con el S-Bahn, el aeropuerto está en
zona 4 y la tarifa para un viaje (Einzelfahrt) son 4’95 €, y el billete diario
(Tageskarte) son 9’65 €; pero a nosotros al ser seis nos salía a cuenta comprar
un billete de grupo (Gruppentageskarte) que sirve para cinco personas todo el día, que costó 16’60 €, más un billete diario por 9’65 €; así que nos salió muy barato, a
cada uno 4’37 € ida y vuelta.
Inicialmente habíamos contratado con TaxiTender un transporte privado, que nos costó ida y vuelta al centro 61 €, pero
un par de días antes de ir nos mandaron un mail para decir que nos lo anulaban
porque no tenían vehículos disponibles; vamos que no son muy de fiar, porque si
reservas un par de semanas antes, lo aceptan y lo cobran, y un par de días
antes te dicen que no tienen vehículos disponibles, no nos parece serio; por lo menos fueron bastante rápidos devolviendo el dinero.
Para llegar a la Estación Central (Hauptbahnhof) se pueden usar las
líneas S8 y S9, que tienen una frecuencia de alrededor de 15 minutos, y el
viaje son 12 minutos.
Así que algo antes de las 10 llegamos a la ciudad, primero fuimos hacía
la Casa de Goethe, pero estaba de obras, tanto al calle, como al casa.
Así que ya pusimos rumbo al centro, llegamos a RÖMERBERG (Plaza del Mercado Viejo), que es el corazón histórico de la ciudad, en el centro destaca la
Fuente de la Justicia; a lo largo de los siglos, aquí sucedieron mercados,
ferias, torneos, fiestas y ejecuciones públicas. En esta plaza se encuentran
unas bonitas casas con entramado de madera, reconstruidas en 1986, según los planos
históricos. Aquí se celebra el mercado navideño.
En esta plaza destacan unos edificios llamados RÖMER, que fueron sede del Ayuntamiento desde principios del siglo XV.
Luego fuimos a la KAISERDOM
(Catedral Imperial), de estilo gótico y dedicada a
San Bartolomé, fue el lugar de coronación de los emperadores desde mitad del
siglo XIV. Cuando nosotros llegamos estaban celebrando misa, así que echamos un
vistazo desde el fondo y nos fuimos.
Muy cerca de la Catedral, vimos una bonita casa con entramado de madera, Goldene Waage, que ha sido reconstruida recientemente.
La entrada de la DOM
TURM (Torre de la Catedral), se
encuentra fuera de la Catedral, su altura es de 95 metros y tiene bonitas
vistas panorámicas; la mayoría no subimos, pero Luis y Alfredo sí que se
animaron a subir los más de 300
escalones. Eso sí, las vistas les merecieron la pena.
Cruzamos a la otra parte del río Meno (de ahí el nombre de la ciudad,
Frankfurt del Meno) por el ALTE BRÜCKE (Puente Viejo), que es el más antiguo de la ciudad; desde este puente hay una bonita panorámica
del río y los rascacielos.
Desde Sachsenhäuser
Ufer, que es el paseo que va junto al
río, también hay bonitas vistas.
Y volvimos a cruzar por el siguiente, EISERNER STEG (Puente de Hierro), que es más bien una pasarela peatonal, construido en 1868; desde este
puente también hay bonitas vistas del perfil de los rascacielos. Es uno de los mejores lugares para ver el skyline.
Volvimos a pasar por RÖMERBERG y tras las
últimas fotos, como era alrededor de las 12’30 regresamos paseando tranquilamente hacia la estación de
trenes. La verdad que en poco más de dos horas hicimos una ruta muy agradable.
Una vez en el aeropuerto, lo primero fue ir a la consigna a recoger
nuestras maletas de mano (8 € cada una), y ya nos fuimos a pasar el control.
Había mucha gente, pero en unos 20 minutos pasamos todos, aquí son muy modernos
y tienen escáner corporal, algunos del grupo pitaron, pero no fue nada.
Ya era hora de comer, así que fuimos a ver que teníamos, y en nuestra
zona solo teníamos un McDonals y un restaurante, no nos apetecía comenzar con
comida rápida, así que nos fuimos al restaurante Kuffler & Bucher, pedimos un par de platos para
compartir entre todos un Kleine gemischte
Wurstplatte y un Große gemischte
Wurstplatte, ambos platos eran de diferentes tipos de salchichas, aunque
algunas coincidían en los dos platos; también pedimos un par de raciones de
patatas fritas, unos cuantos bretzel (llamados también pretzel) y tres postres;
que junto con las bebidas nos costó 114 € (salimos a 19 € por persona), nos
pareció un precio bastante razonable para ser un restaurante de aeropuerto.
Además el lugar estaba bastante tranquilo y pudimos ver sin molestar el
partido de la selección española de baloncesto, que jugaba en China la final
del Mundial contra Argentina, y que ganó España por un amplio 95-75. Nos sentamos a comer justo
a las 2, cuando comenzaba y nos levantamos justo al acabar el partido.
Esta vez se nos pasó volando la espera, y de la sobremesa ya nos fuimos a
la puerta de embarque, cuando llegamos estaba comenzando; lo hicieron por zonas,
y a nosotros nos cambiaron el billete allí mismo, porque inicialmente este
avión de Air Canadá, tenía una configuración 3-4-3 y al final resultó ser 3-3-3
(por eso el cambio de asientos), así que bastante mejor.
El vuelo salió puntual a su hora las 17’10, era muy moderno, de los de
ventanas que no se cierran, sino que se regula la intensidad de la luz que
entra, y lo que es más importante bastante espacio para las piernas; eso sí, en
nuestra fila (Santi, Alfredo y yo) hacía bastante frío, sin embargo en la de la
otra mitad del grupo que solo era cuatro o cinco detrás, no hacía ni la mitad
de frío.
Por delante teníamos 8 horas de vuelo, al poco de salir nos dieron de
comer (o cenar), bastante rica para ser de avión, a mitad tarde nos dieron unas
galletitas, y de vez en cuando iban pasando con bebidas, en general un vuelo muy
tranquilo y confortable; la mayor parte del vuelo nos llevaron con una luz muy
tenue.
Llegamos con unos 10 minutos de retraso de su hora que era las 19’35; pero
tardamos una media hora en llegar a la puerta y bajar del avión. En la aduana estaríamos
alrededor de 20-30 minutos, todos pasamos sin problemas; y al llegar a por las maletas
ya estaban todas, empleados del aeropuerto las habían bajado de la cinta.
Eran las 9 y poco cuando fuimos a recoger el coche, un Ford Expedition,
lo primero intentar acoplar todas las maletas en el maletero, y ya nos pusimos
en marcha, lo gracioso es que en aquellos momentos no supimos bajar los
asientos de la fila 2, así que entramos saltando como pudimos para llegar a la
fila 3; el contrato lo formalizamos al salir cuando vas a pasar por la barrera.
Nos llevaría casi media hora, desde que fuimos a por el coche, hasta que
salimos con los papeles hechos.
El móvil cogió cobertura bien, así que pusimos rumbo a Hamilton, hasta
allí teníamos algo menos de una hora (fuimos a Hamilton para estar más cerca al
día siguiente de Niagara). A las 10’20 llegamos al hotel VISITOR'S INN, e hicimos el check-in súper rápido, cosa que siempre se agradece y
sobre todo cuando vienes de un vuelo largo.
Dejamos las cosas y rápidamente nos fuimos a cenar, no nos complicamos y
fuimos a un McDonald’s cercano, con coche eran solo dos minutos, pero andando
como suele suceder, tanto en Canadá como Estados Unidos, suele ser muy
complicado.
Queríamos cenar algo e irnos a dormir, así que con las prisas acabamos
pidiendo una “hamburguesa sin carme” algo muy surrealista, resulta que lo
pedimos por las máquinas, y al elegir la hamburguesa elegimos la de menos
calorías pensando en que sería la más sencilla, ja ja, resultó ser como una hamburguesa,
con su salsa, lechuga, pepinillo, etc, peeeero sin carne; miramos el ticket y
ponía “Big Mac No Meat”, pero quien
se iba a imaginar que en McDonald’s había algo así, pero bueno nos comimos
aquella "hamburguesa" con la patatas fritas para llenar un poco el estómago, y regresamos al hotel. Nos costó la
cena 51 C$ (salimos cada uno a cerca de 6 €). Eso sí, con la hamburguesa sin
carne, ya tuvimos risas durante todo el viaje.
Regresamos al hotel y desmontamos un poco las maletas, para repartirnos
la ropa que nos habíamos intercambiado antes de venir; es algo que siempre
hacemos, repartimos ropa de cada uno por todas la maletas, así en caso que nos
pierdan alguna maleta, siempre tendríamos algo.
Alrededor de medianoche a dormir, nos habíamos levantado a las 3 de la
madrugada en España y significaba que con el cambio horario llevábamos más de
24 horas en pie.
Kilómetros aproximados: 65.
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