Día 4: Montreal

Kilómetros aproximados: 255.

Nos despertamos antes de que sonaran los despertadores, así que nos duchamos tranquilamente, desayunamos y poco más de 8’30 estábamos saliendo.

Como mola aparcar en la puerta de la habitación



Hicimos una breve parada en BROCKVILLE, a unos 40 minutos de Gananoque, allí se encuentra CANADA’S FIRST RAILWAY TUNNEL, que fue el primer túnel ferroviario del país, adquirido en 1983 por la ciudad. Dirección: Block House Island Road. Horario: 9 a 21. No supuso apenas desvío de la ruta, y fue una visita bastante curiosa, lo iluminan de forma que parece que venga un tren, también tiene música. Una visita interesante.









Y ya rumbo a MONTREAL, donde tras unas dos horas de viaje llegamos sobre las 12, había mucho tráfico a esas horas, y por los alrededores del hotel bastante obras, pero llegamos bien.

Dejamos el coche en un parking exterior, justo enfrente de hotel; aquí había que dejar las llaves, nos preguntaron cuanto tiempo íbamos a estar y sí íbamos a salir, también nos informaron que por las noches ellos se iban, pero dejaban las llaves en la recepción al hotel, por si las necesitábamos. Dirección: 1204 Rue Crescent. Precio por día: 25 C$ + 5 C$ suplemento por vehículo grande. No aceptan pago con tarjeta, solo metálico.

Hicimos el check-in pero solo tenían preparada una habitación, así que dejamos todas las maletas y nos fuimos. Andando hasta el centro era media hora, así que optamos por esa opción. Aunque lucía un sol espléndido, hasta pasado mediodía no calentaba el sol.

MONTREAL, es la mayor ciudad de la provincia de Quebec, y la segunda más poblada del país; su nombre tiene origen, en el nombre de la colina de la ciudad, “Mont Real”.

El primer europeo en llegar fue Jacques Cartier, que navegó el Río San Lorenzo. A mitad del siglo XVII se envió a un grupo de misioneros cristianos dirigidos por Paul Chomedey de Maisonneuve, cuyo objetivo principal era cristianizar a los nativos locales.

Posteriormente fue tomada por los británicos a mitad del siglo XVIII, durante la Guerra franco-india, y en pocos años pasó definitivamente a control británico.

A mitad del siglo XIX se convirtió en capital de la provincia colonial de Canadá, y centro de una explosión económica que atrajo a muchos inmigrantes de lengua inglesa (irlandeses, escoceses e ingleses). Esto la hizo una ciudad predominantemente anglófona, aunque por un corto periodo de tiempo, pues pocos años después llegaron inmigrantes franceses.

Hasta la década de 1960, fue el principal centro financiero e industrial de Canadá; pero durante la década de 1970, la anglófona Toronto le arrebató el puesto de capital financiera e industrial del país.

Comimos en Espace Café, pedimos wraps, panininis y ciabattas, estaban todos muy ricos, la verdad es que nos apetecía algo así más ligerito y más parecido a nuestros bocatas; junto con las bebidas costó 71 C$ (salimos a 8 € por persona).




A las 2’30 habíamos quedado con nuestra guía Claudia Gutiérrez (de Findmyguides), antes de salir hacia Canadá intentamos quedar con ella, pero no contestó, luego una vez allí contactamos vía web, pero no sé qué pasaba que siempre aparecíamos en la conservación de Toronto, así que al final donde le dijimos de quedar se lo dijimos a la persona equivocada, y a la hora acordada ella nos estaba esperando en el hotel, no en el centro como habíamos intentado decirle; no sabemos ni como, alguno de los mensajes sí que le llegó, pero perdimos una hora mientras ella nos encontró.

Cuando alrededor de las 3’30 comenzamos la ruta, al momento nos dimos cuenta que esa chica, no era lo que nosotros entendemos por guía, era simplemente una acompañante, no explicaba nada, ni siquiera hablaba para el grupo, lo poco que contaba se lo decía al que tenía al lado, y las pocas cosas que le preguntamos no sabía responderlas; así que fue dinero perdido.

Nos paseó por varios lugares de la ciudad. Comenzamos en PLACE D’ARMES; donde se encuentra la BASILICA NOTRE-DAME, ni siquiera nos contó curiosidades como que aquí se casó Céline Dion.

Estatua de Maisonneuve (fundador de Montreal), en Place d'Armes

Basilica de Notre-Dame, en Place d'Armes

Luego LE VIEUX PORT, que a ella le encantaba, pero a nosotros no nos pareció nada interesante. Seguimos por PLACE JACQUES-CARTIER, PLACE DES ARTS y el barrio chino.

Place Jacques-Cartier

Place Jacques-Cartier

Puerta de entrada al barrio chino

Barrio chino

Y después ya pusimos rumbo al MIRADOR MONT-ROYAL, no era nuestra intención subir andando, pero cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde, parece que hay algo más de 500 escalones, eso sí, va por tramos, pero a mí se me hizo bastante larga la subida.

Zona universitaria McGill

Zona universitaria McGill


Una vez arriba, en la explanada delante del Chalet du Mont-Royal, hay una bonita panorámica de los rascacielos de Montreal, sobre las 6’30 cuando ya finalizaba la visita que habíamos contratado, le dijimos a la guía que se podía ir, que ya nos buscaríamos la vida para bajar. Se nos hizo un poco largo esperar que se hiciera de noche y sobre las 7’30 decidimos irnos, ya teníamos unas cuantas fotos y nos estábamos congelando, porque cuando se fue la luz del sol, la bajada de temperatura empezó a notarse bastante. Eso sí, las vistas lo mejor hasta el momento de Montreal.












Fuimos andando hasta una zona donde hay un parking y desde allí pedimos un UBER para volver al hotel, que nos costó 27 C$ (a esas horas había bastante tráfico), incluida una propina de 5 C$. Una vez en el hotel nos instalamos, descansamos un ratillo y a cenar.

Fuimos muy cerca del hotel, a un sitio que se llama C'ChôColat, donde tienen increíbles postres. Pepa y Santi se pidieron un sándwich cada uno, pero las parejas nos pedimos directamente el postre, un C’Wow para compartir cada pareja; antes de tomar nota el camarero nos preguntó cuántos tickets íbamos a querer, y esto fue una tónica habitual durante el viaje.



El C’Wow lo habíamos visto antes de salir de casa y le habíamos echado el ojo, pero sabíamos que si cenábamos, ese postre ya no nos iba a caber; así que pasamos directamente al postre, gula total, pero eran vacaciones. Primero se lo trajeron a Luis y Lourdes, pero al servirnos el nuestro como no se rompía nos lo cambiaron por otro, porque la gracia está en que el caramelo que le echan por encima derrita la cubierta y se mezcle todo. Nos gustó mucho a todos, los sándwichs muy ricos y el postre riquísimo, los dos sándwich y los dos postres, junto con un par de bebidas (había agua de cortesía), costó 101 C$ con propina del 15% incluida (salimos a unos 11 € por persona).






Regresamos al hotel sobre 10 y poco. Nos quedamos un rato descansando antes de dormir, y aprovechando que teníamos terraza nos asomamos, y la verdad que las vistas estaban geniales.

Vistas desde la terraza de nuestra habitación

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