Kilómetros
aproximados: 140.
Hoy tocaba madrugar un poco más de lo
habitual, así que las 6’30 sonaron los despertadores; tras desayunar algo
ligerito en la habitación, alrededor de las 8 ya teníamos el coche cargado y
nos pusimos en marcha.
Aparcamos al final del puerto
(parquímetro 2 C$ por hora) y como todavía teníamos casi una hora hasta la
salida de nuestro barquito y hacía un sol estupendo, fuimos hacia POINTE DE L’ISLET,
que es un paseíto muy agradable al final del puerto.
A las 9 teníamos nuestro crucero para
el avistamiento de ballenas con TADOUSSAC AUTREMENT, con la zodiac
"Frank Slim", que es cubierta. Cuando buscando crucero vimos esta
opción, no dudamos en reservarla, nos pareció la mejor opción, costó 90 C$
impuestos incluidos (62 €). Íbamos completos (12 personas), la zodiac está
viejilla, pero es cómoda; la curiosidad es que los asientos son de avión. Durante la primera media
hora íbamos sentados y no nos podíamos levantar, ese es el tiempo que se emplea
en navegar rápido hasta adentrarse en el río San Lorenzo; luego cuando para ya
puedes moverte, subir las ventanillas si quieres, y salir fuera a la parte de
atrás.
Era una de las partes del viaje que
vivimos con más ilusión, pues en 2013 en la isla de Bar Harbor, nos quedamos
sin el crucero de avistamiento de ballenas por mal tiempo.
Así que cuando tras media hora de
viaje, el chico que manejaba la zodiac nos señaló donde había una, aunque estaba
lejos nos alegramos mucho. Minutos después comenzó una de las grandes
experiencias de nuestra vida y durante una hora o más, vimos una cantidad brutal
de diferentes tipos de ballenas; incluso vimos algunas ballenas con sus crias.
No podía habernos salido mejor, la
zodiac cubierta fue todo un acierto, no hacía nada de frío, la gente súper respetuosa
hablando en voz baja para no interferir en la maravilla de espectáculo que la
naturaleza nos regalaba, porque más que verlas, era escuchar como respiran;
además cuando llegábamos a un sitio, apagaba el motor y era silencio total,
solo se escuchaba su respiración. Llegamos a ver una a unos 10 metros de la
zodiac. Al final del crucero, nos fuimos a una zona donde habían muchísimas focas todas juntitas.
Sobre las 11’30 llegábamos al puerto,
felices, la experiencia no había podido ser mejor, además de ver ballenas, ver
muchas, poca gente, y en silencio. Nunca imaginamos que veríamos tantas y tan
cerca. Recomendamos totalmente el avistamiento de ballenas con esta compañía.
Después dimos una vuelta por el
pueblecito, más o menos por donde ayer por la noche, y luego como ya era cerca
de la 1 compramos comida en el súper; era algo pronto, pero ya teníamos hambre.
El lugar elegido para hacer picnic, no
podía ser otro que donde ayer vimos el atardecer; que maravilla comer con unas
vistas tan espectaculares, por 5 € cada uno comimos tan ricamente.
Tras la comida, al coche y al ferry, pillamos
el de las 2 de la tarde, por un par de minutos; por delante teníamos algo menos
de dos horas de viaje, hasta nuestro destino de hoy, LʼAnse-Saint-Jean, por la
zona del río Saguenay.
Al poco de coger la carretera, paramos
en una zona llamada, DEUXIÈME LAC DU SÉMINAIRE, la vimos ayer cuando íbamos
hacía Tadoussac, pero en aquel momento no teníamos tiempo de pararnos. Que lago
y que entorno tan bonito.
Poco después de la parada, cogimos un desvió
en la carretera principal, y ya fuimos súper tranquilos, sin casi cruzarnos con
coches, disfrutando del paisaje y la carretera.
Poco antes de las 5 llegamos a CHALETS
SUR LE FJORD, como casi todos los días, hicimos el check-in rápido, dejamos las
maletas y salimos sin perder tiempo, para ver algo antes de que anocheciera.
Muy cerca teníamos un puente cubierto, PONT COUVERT DU FAUBOURG, no era gran cosa pero
el entorno era bastante bonito, y nos venia de paso; paramos unos minutos y seguimos.
A unos 10 minutos está el PARQUE
NACIONAL L'ANSE DE TABATIÈRE, y aunque solo fue para un rato pagamos la entrada,
8’75 C$ por persona (6 €). Siguiendo el
caminito, paramos en un mirador.
Y siguiendo un poco más, llegamos a
otro mirador, donde había gente esperando ver el atardecer, así que allí nos
quedamos hasta poco más de las 6’30, que ya desapareció el sol.
Luego ya de regreso, volvimos a parar en
el primer mirador; la verdad que aunque sólo fue un rato y hubo que pagar, a
nosotros nos mereció mucho la pena.
Regresamos a nuestra casita, pero
decimos bajar al bar a tomar algo (28 C$), al restaurante que había por allí, Chez
Montagner, que pertenecía a nuestro hotel.
Para cenar fuimos a Bistro de L'Anse, el
lugar estaba a un par de minutos en coche de nuestro alojamiento; como por la
zona no había mucho restaurante decidimos asegurarnos y previamente lo
reservamos por internet. Todos pedimos hamburguesas de ciervo (“cerve rouge”) que estaban muy ricas,
también pedimos todos postre, y probamos todos los de la carta, porque habían
cinco diferentes, así que los probamos todos y también muy ricos (todos muy
bien, menos uno que eran como tres bombones y era muy escaso para el precio).
Las hamburguesas, junto con las bebidas y los postres costaron 239 C$ con
propina del 15% incluida (salimos a unos 27 € por persona); algo caro, pero no
todos los días se puede comer hamburguesa de ciervo.
Cuando subimos al coche, estaba helado
y el termómetro marcaba 11º. Eso sí en la casa estaba la calefacción puesta, y
te la podías regular tú con el termostato. Por cierto,
en esta zona apenas había cobertura de móvil y datos.
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