Tras el viaje

Todos los viajeros hemos coincido que en otra ocasión, en un viaje como este, le quitaremos tiempo a las ciudades para dárselo a la naturaleza.

Aunque las ciudades tenían cosas para ver, al ser tan nuevas y tener tan poca historia, saben a poco, no tienen centros históricos que llamen la atención apenas; por ello en otra ocasión, simplemente veríamos lo más importante de las ciudades en menos tiempo.

La primera ciudad que visitamos fue MONTREAL, estuvimos casi dos días y nos sobró la mitad de tiempo; lo único que merece la pena es la Basílica de Notre-Dame y las vistas de la ciudad al atardecer desde Mont Royal.


 

Una ciudad bonita, pero de la que yo me esperaba algo más fue QUEBEC, la vi excesivamente restaurada, y si vas en momentos con mucha gente es algo agobiante; con medio día para dar una vuelta y subir al Château Frontenac, suficiente.




En la capital OTTAWA no estuvimos mucho tiempo, pero no le encontré nada interesante, más allá del Canal Rideau y del Parlamento, casi diría que es prescindible; quizá lo más interesante sea el Museo de la Guerra, si te gusta este tipo de museos.


 

La mega urbe de TORONTO, es otra ciudad que prácticamente en una tarde puedes ver lo más interesante, subir a la CN Tower y luego ir a ver el atardecer a Toronto Island, para ver el bonito skyline; sí se quiere dedicar algo más de tiempo, se puede ir a Nathan Philips Square donde está el cartel de Toronto, y la Distillery District.






Pero en las zonas de naturaleza nos hubiéramos quedado más tiempo, ríos, lagos, cascadas, y con el comienzo del otoño una preciosidad. Además en la mayoría de lugares nos encontramos muy poca gente y disfrutamos de la tranquilidad.

El único sitio que no fue tranquilo, evidentemente fue NIAGARA FALLS, había bastante gente, pero solo por el momento cuando se acerca el barco a la catarata merece la pena ir, es algo único; mejor incluirlo en los primeros días del viaje.




Las 1.000 ISLAS era una zona que no me atraía mucho, pero me acabó gustando, el crucero se hace muy agradable y en nuestra época muy tranquilo, con poca gente.




Lo poco que vimos del PARQUE NACIONAL L'ANSE DE TABATIÈRE, nos encantó, solo hicimos una pequeña ruta, pero las vistas fueron espectaculares.



Aunque sólo hicimos dos rutas muy cortitas en el PARQUE MONT-TREMBLANT, mereció la pena, nos quedamos con ganas de hacer alguna más; en el SECTOR DIBALE disfrutamos de unos bonitos paisajes, no sé cómo serían los otros dos sectores, pero este nos encantó.





Pero los días estrellas del viaje fueron con los animales.

En TADOUSSAC, disfrutamos de un increíble avistamiento de ballenas, nunca imaginamos que veríamos tantas y de tan cerca.



Aunque habíamos leído que en el PARQUE OMEGA ves a los ciervos muy cerca, no imaginábamos que serían tantos, una experiencia increíble darles de comer; además los colores del otoño y la época de la berrea, fue otro plus.


 



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