Kilómetros
aproximados: 380.
Hoy volvimos a nuestro horario
habitual, desayunamos alrededor de las 8 en el hotel y sobre las 9’15 estábamos
saliendo; teníamos cerca de cuatro horas de viaje hasta el destino de hoy que
era Mont-Tremblant, pero como el día estaba lluvioso nos lo tomamos con calma.
Alrededor de mediodía hicimos una
parada para estirar piernas y poner gasolina, pero la parada fue un poco más
larga de lo previsto, porque nos hicieron el cargo en la tarjeta dos
veces (menos mal que teníamos datos, si no nos hubiéramos enterado en el hotel
y hubiera sido más complicado); la chica habló con su jefe, que habló con su
jefe, y nos dieron un teléfono, al decirle
que no podíamos llamar, conseguimos que tras alguna llamada más, nos dijera que
2-3 días nos lo devolverían, y así fue.
Seguimos carretera y en media hora más
o menos, decidimos parar a comer, la primera idea fue un McDonald’s, pero
cambiamos a uno de pollo que se llamaba Benny&Co; nosotros pensábamos que
era de pollo frito, pero mucho mejor, era pollo asado. Pedimos pechugas y
muslos con patatas, que estaban muy ricos y muy tiernos, además de ser piezas
grandecillas, también un entrantes para compartir y tres postres; además
pillamos un saloncito privado ideal con una mesa grande, en el que además nos
podíamos regular la temperatura. La comida nos costó 101 C$ (salimos a unos 11
€ por persona). Nos encantó todo, la comida riquísima, el lugar muy limpio, y el
saloncito muy agradable; muy recomendable esta franquicia.
Regresamos al coche y ya directos a
Mont-Tremblant, a SOMMET DES NEIGES, que iba a ser nuestro apartamento para las
dos próximas noches, hicimos el check-in, bajamos al coche y con un carrito subimos las maletas.
El apartamento muy chulo, con un salón enorme, tres habitaciones y dos baños; teníamos espacio de sobra para los seis.
Y sin perder más tiempo, salimos para
hacer una rutilla por los alrededores, elegimos la ROUSSEAUX, que eran
unos 2 kilómetros, la ruta era fácil, pero sí estuvimos todo el rato subiendo y
bajando; no fue gran cosa, pero tampoco estuvo mal.
Después dimos una vuelta y fuimos al supermercado a
comprar para desayunar y cenar, era bastante básico y carillo, pero si no había
que hacer 15 kilómetros para ir otros tantos para volver.
Luego descansamos un rato, y cuando a
las 7’15 nos preparábamos para salir, para
ir a Tonga Lumina (un espectáculo que era un paseo por el bosque) estaba
diluviando, así que como mañana seguíamos aquí, los chicos con los ponchos de
lluvia y los paraguas, fueron a la taquilla a ver si lo cambiaban para mañana.
Consiguieron su misión y lograron que nos lo cambiaran para mañana a la misma
hora. Luego al rato paro de llover, pero nosotros estábamos
muy agustito en nuestro saloncito, y ya no salimos, no fuera a ser que luego
volviera a diluviar como antes.
Alrededor de
las 9 cenamos unos bocatas, y después nos echamos una divertida
sobremesa.
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