Día 9: Mont-Tremblant

Kilómetros aproximados: 380.

Hoy volvimos a nuestro horario habitual, desayunamos alrededor de las 8 en el hotel y sobre las 9’15 estábamos saliendo; teníamos cerca de cuatro horas de viaje hasta el destino de hoy que era Mont-Tremblant, pero como el día estaba lluvioso nos lo tomamos con calma.



Alrededor de mediodía hicimos una parada para estirar piernas y poner gasolina, pero la parada fue un poco más larga de lo previsto, porque nos hicieron el cargo en la tarjeta dos veces (menos mal que teníamos datos, si no nos hubiéramos enterado en el hotel y hubiera sido más complicado); la chica habló con su jefe, que habló con su jefe, y nos dieron un teléfono, al decirle que no podíamos llamar, conseguimos que tras alguna llamada más, nos dijera que 2-3 días nos lo devolverían, y así fue.

Seguimos carretera y en media hora más o menos, decidimos parar a comer, la primera idea fue un McDonald’s, pero cambiamos a uno de pollo que se llamaba Benny&Co; nosotros pensábamos que era de pollo frito, pero mucho mejor, era pollo asado. Pedimos pechugas y muslos con patatas, que estaban muy ricos y muy tiernos, además de ser piezas grandecillas, también un entrantes para compartir y tres postres; además pillamos un saloncito privado ideal con una mesa grande, en el que además nos podíamos regular la temperatura. La comida nos costó 101 C$ (salimos a unos 11 € por persona). Nos encantó todo, la comida riquísima, el lugar muy limpio, y el saloncito muy agradable; muy recomendable esta franquicia.




Regresamos al coche y ya directos a Mont-Tremblant, a SOMMET DES NEIGES, que iba a ser nuestro apartamento para las dos próximas noches, hicimos el check-in, bajamos al coche y con un carrito subimos las maletas. 


El apartamento muy chulo, con un salón enorme, tres habitaciones y dos baños; teníamos espacio de sobra para los seis.


Y sin perder más tiempo, salimos para hacer una rutilla por los alrededores, elegimos la ROUSSEAUX, que eran unos 2 kilómetros, la ruta era fácil, pero sí estuvimos todo el rato subiendo y bajando; no fue gran cosa, pero tampoco estuvo mal.















Después dimos una vuelta y fuimos al supermercado a comprar para desayunar y cenar, era bastante básico y carillo, pero si no había que hacer 15 kilómetros para ir otros tantos para volver.




Luego descansamos un rato, y cuando a las 7’15 nos preparábamos para salir, para ir a Tonga Lumina (un espectáculo que era un paseo por el bosque) estaba diluviando, así que como mañana seguíamos aquí, los chicos con los ponchos de lluvia y los paraguas, fueron a la taquilla a ver si lo cambiaban para mañana. Consiguieron su misión y lograron que nos lo cambiaran para mañana a la misma hora. Luego al rato paro de llover, pero nosotros estábamos muy agustito en nuestro saloncito, y ya no salimos, no fuera a ser que luego volviera a diluviar como antes.

Alrededor de las 9 cenamos unos bocatas, y después nos echamos una divertida sobremesa.


Sobre las 11 y algo nos fuimos todos a dormir; mañana nos esperaba otro de los días más esperados del viaje, el Parque Omega.

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